domingo






En ese momento, estoy segura de que alguien le dio al pause, porque todo paró de golpe. Pude ver todo mi alrededor, a esas personas conocidas y a él, que mantenía una de esas conversaciones conmigo; una de las nuestras, que no ocurren diariamente, por lo que son cada vez más especiales.
Así que cerré los ojos y deseé con todas mis fuerzas que aquel fuera uno de esos momentos tan aparentemente normales que, sin saber por qué, recuerdas siempre. Aprecié cada pequeño detalle, sabiendo que cada vez quedaba menos para el fin de nuestras conversaciones especiales. Los caminos se separan y, a estas alturas, yo no podía hacer ya nada al respecto.
En ese momento, alguien volvió a presionar otro botón, en este caso, el play; y yo volví a la realidad, continuando con nuestra conversación. Y sonreí. Sonreí al ver como, a pesar de todo, esa era una conversación nuestra, tal y como las otras muchas que empezaron hace ya años.

lunes

Porque es mi forma de ser, mi forma de actuar, mi mundo. Son mis defectos, son mis cualidades, son mis amigos, son mis maneras, son mis gestos, son mis palabras, son mis bromas, son mis amores, son mis sentimientos, son mis palabras, son mis cosas.
Al fin y al cabo, así soy yo. Yo y mi mundo. Con mis cosas buenas, mis cosas malas.
Tendrás que aceptarme, tendrás que aguantar, tendrás que saber consolarme, tendrás que saber quererme.
Si de verdad me quieres, si de verdad te importo, no hay más.
Porque sé que no soy perfecta, ni lo voy a ser. Sé que soy cabezona, maniatica y controladora. Pero, ¿yo aguanto tus defectos, no?
Sé que a veces es difícil entenderme, pero nadie dijo que la amistad fuera fácil.
Nadie es perfecto.

domingo

Grande fue el conocerte

apareció un día cualquiera, uno de esos en los que la monotonía se apodera de cada rincón y llega algo que la rompe totalmente. Ella fue ese algo. Con su característica sonrisa y sus ganas locas de vivir irrumpió en mi mundo y, en un instante, hizo que éste quedara patas arriba.
Estaba loca, pero loca de remate; era la hiperactividad concentrada en una única persona. Fue ella quien, cada día, me animó a seguir adelante y a continuar luchando por un sueño que, sin saber ni siquiera cómo, se volvió totalmente real. Me acompañó día sí y día también por un camino tortuoso y complicado, dándome la mano en cada pendiente y contando chistes malos constantemente para amenizar el doloroso trayecto.
Y es que un minuto aburrido a su lado se convertía en una hora de carcajadas aseguradas, de momentos de esos tontos que, sin saber por qué, recuerdas toda tu vida. Así, cada instante con ella fue formando algo tan fuerte que ni siquiera puedes imaginar.
Se convirtió en esa clase de amiga que permanece contra todo pronóstico. Era la clase de persona que lucha por un sueño a pesar de que cueste. Y, ahora, años después, veo como todo aquello costó, pero me alegro al ver también cómo de real se ha vuelto aquel sueño tan suyo.
Ella es así. De ese tipo de personas que cuesta encontrar, pero que llega y, cuando lo hace, es para siempre. Fue esa persona a la que hice prometer que no me olvidaría, y la misma que, aún a día de hoy, no ha roto su promesa.
¿Sabes? Dicen que las pequeñas cosas crean grandes recuerdos. Tan solo por el corazón tan inmensamente grande que tenía a ella no se la podía considerar una cosa pequeña, te lo aseguro. Pero es cierto que creó a mi lado algo mucho más grande: una historia. Una historia digna de ser contada, con altibajos como otras tantas, con distancia y despedidas, pero con muchísima amistad y cariño que hacían de lo demás un mero bache en nuestro camino.
La distancia y el tiempo nos juegan malas pasadas rompiendo lazos que creíamos unidos y distanciando a personas que luchaban por no separarse nunca. En nuestro caso, es cierto que hubo cambios, muchos si te soy sincera. Hubieron cientos de despedidas, pero también cientos de reencuentros. Y hubo días de echar a correr en busca de, al menos, uno de aquellos chistes malos, pero sabía que faltaba cada vez menos para que volviera aquí a contarlos, aunque ya los hubiera oído mil veces. Así que me alegro de que el final, a veces, como en nuestro caso, no encuentre su momento. Han pasado muchísimos años y ella sigue aquí, al igual que el primer día.
Ojalá tú puedas vivir algo como eso. No todos tenemos la suerte de encontrar a alguien así, pero te aseguro que los afortunados lo somos de por vida.